- Los personajes no son entidades con una psicología o psique propia, ya que no son seres vivos. El escritor, en lugar de crear una realidad paralela, construye un efecto narrativo diseñado para emocionar al lector de un guion. A pesar de ello, a menudo se detalla una «psicología» del personaje de diversas maneras. Tras la proposición de Lajos Egri sobre la «tridimensionalidad» del personaje en «El arte de la escritura dramática», se ha hecho común desarrollar lo que él denomina la «dimensión psicológica» del personaje: temperamento, inteligencia, fobias, deseos, etc. Aunque los personajes no dispongan de una psique real, es beneficioso y práctico dotarles de una estructura psíquica imaginaria.
- Los espectadores creen en la psiquis de un personaje cuando pueden observar su comportamiento, no cuando este muestra repetidamente los mismos síntomas. No tiene sentido incluir un psiquiatra en la trama que diagnostique al personaje con un trastorno mental; lo crucial es que las acciones del personaje evidencien su comportamiento desequilibrado. La construcción de la «psiquis» de los personajes debe apuntar a que los espectadores perciban y sientan cómo el personaje afronta los conflictos. Si solo se presentan síntomas estáticos, los personajes solo serán de interés para psicólogos y psiquiatras.
- Los mecanismos dramáticos son claves para forjar la psique del personaje. La psique que percibimos de un personaje resulta de contrastes y contradicciones, como la diferencia entre lo que el personaje desea y lo que piensa, entre lo que hace y lo que dice, entre sus deseos y sus capacidades, o entre sus aspiraciones y sus obligaciones. El escritor debe demostrar estas contradicciones y contrastes mediante acciones.
- El diálogo es un medio óptimo para desvelar las contradicciones de los personajes. Del contraste o confirmación entre lo que el personaje dice y lo que realmente pretende comunicar, surge la impresión de que posee una psiquis. Por tanto, es esencial atender a los distintos niveles de diálogo, al texto y al subtexto. La ironía es una herramienta eficaz para construir personajes, ya que un diálogo irónico revela tanto lo que el personaje dice como lo que realmente quiere expresar. De forma similar, el silencio o la omisión en los diálogos pueden ser muy potentes dramáticamente, porque el contraste entre lo que el personaje desea comunicar y lo que omite refleja una contradicción que es intrínsecamente humana.
- En personajes sin contradicciones, el refuerzo es una técnica para exhibir la presencia de una psique. Un personaje sin conflictos internos puede parecer profundo si su conducta en diferentes contextos consolida su personalidad. Por ejemplo, si un personaje tiene un objetivo, habla de él, sueña con él y actúa en consecuencia, inferimos que su ser entero está alineado en esa dirección.
- La autoconciencia de un personaje sobre su realidad psíquica es dramáticamente valiosa. No obstante, una excesiva «lucidez» acerca de su realidad psicológica puede resultar contraproducente para la credibilidad. Los personajes no deberían autoanalizarse constantemente o ser demasiado conscientes de sus motivaciones y contradicciones emocionales. Un personaje que de repente comprende su angustia y la expone mediante diálogos llenos de sabiduría psicológica puede parecer artificial. A menudo, el sentido de psiquis en un personaje surge precisamente de su falta de comprensión sobre lo que ocurre dentro de sí mismo.
- Las interacciones entre personajes son otro medio por el cual se manifiesta su funcionamiento psíquico. Escenas con contenido psicológico muestran cómo los personajes interactúan, revelando tanto sus intenciones manifiestas como las encubiertas. Los guionistas deben comprender y plasmar no solo lo que los personajes dicen, sino lo que intentan con sus palabras, que suele ser distinto de lo expresado verbalmente. Añadiendo otras capas de lenguaje, como la gestualidad y las acciones físicas durante las interacciones, se enriquecen los contrastes y se expone la psicología del personaje.
- Existen herramientas que permiten construir la psiquis de los personajes a partir de los roles que asumen en sus «juegos psicológicos». Estos juegos, repetidos sin conciencia por los personajes, revelan su dinamismo psicológico. El «triángulo dramático» es un ejemplo clásico de esto, donde los personajes alternan roles de víctima, perseguidor y salvador. Además, comportamientos guiados por mensajes parentales inconscientes también influyen en nuestras acciones y las de los personajes. Los guionistas deben decidir qué es lo que el personaje intenta demostrarse a sí mismo y diseñar acciones conscientes e impulsadas por deseos ocultos, mostrando las discrepancias y contradicciones inherentes a su «psique».
- Los mecanismos de defensa, usados cuando nos sentimos amenazados, son un aspecto esencial para el diseño psicológico de los personajes. Estos mecanismos confieren realismo a los diálogos y profundidad a las escenas, ya que cuando un personaje los emplea, lo percibimos como un ser humano real con una psiquis compleja.
- Finalmente, los personajes con profundidad psicológica emergen de una escritura integrada que combina conocimiento e intuición. Los personajes que nos conmueven activan nuestros propios procesos psicológicos. La autenticidad de un personaje con profundidad psicológica y emocional se confirma cuando resonamos emocionalmente con ellos, reflejando la lucha interna del guionista por dar vida a una parte de su ser a través de los personajes.